Conocidos
los resultados del plebiscito, se observa que el 63% de los votantes
y 34 millones de
colombianos, en su mayoría, miembros de la
sociedad civil, víctimas de la violencia del Estado y del
NO
Estado, consideró que Santos y Uribe eran una misma cosa; que ambos,
por igual han violado
sus derechos fundamentales, al trabajo, a la
salud, a la educación, a la igualdad, a la libertad, a la
vivienda
etcétera; que ambos defienden el mismo modelo económico, han sido
socios y lo serán en
el futuro, en la guerra que han hecho contra
los derechos del pueblo; que ambos proponían la
cesación de un
conflicto armado, sin justicia social. La sociedad civil sabía, que
cualquiera que fuera
el resultado, al día siguiente, los
desempleados seguirían sin empleo; los estudiantes sin escuelas y
los enfermos sin hospitales, los jóvenes sin oportunidades y las
mujeres discriminadas; etcétera.
Que
lo único cierto, eran los nuevos impuestos que pagaría el pueblo,
especialmente su clase media,
ya que los más ricos no pagan con el
argumento de la seguridad inversionista de Uribe y de Santos.
Las
víctimas de la sociedad civil, tenían claro, que como en el caso
del proceso de “Paz” con los
paramilitares, otra vez, se les iba
a violar su derecho a la verdad, a la justicia, a la reparación y
la
garantía de no repetición. Por estas razones fundamentales y
por otras adicionales, fue que no
acudieron a ratificar los acuerdos
de La Habana, pues sabían que no era la paz con justicia social que
es lo que anhelan.
Ese
63% de los colombianos, miembros de la sociedad civil con derecho a
voto, es casi el doble, del
37.1% que acudió a votar el plebiscito
y que representan el 13.5 por el sí; y el 13.5 por el no. La
realidad entonces, es que tanto Uribe como Santos perdieron;
perdieron unidos, pues el 63% es casi
el doble del 37%; y perdieron
también individualmente ya que el 13% de cada uno de ellos, frente
al 63%, implica una diferencia del 50% (63-30=50); lo que significa
que el 50% de los colombianos,
miembros de la sociedad civil, los
rechaza a cada uno de ellos. Es de resaltar, que entre votos nulos
y
votos no mercados (170.946+ 86.243= 257.189); más de un cuarto de
millón de colombianos
también los rechazaron.
Por
eso sorprende, que tanto los rechazados Uribe como Santos, propongan
como fórmula mágica,
para enfrentar el rechazo de que ambos fueron
objeto; un pacto para repartirse el poder y el
gobierno entre ellos,
otro acuerdo con exclusión del 63% de la sociedad civil, sin
justicia social y con
una nueva violación de los derechos de las
víctimas de la sociedad civil a la verdad, a la justicia, a la
reparación y a la no repetición. ¡La sociedad civil rechaza ese
nuevo frente nacional entre Uribe y
Santos!, con exclusión del 63%
de los ciudadanos (cerca de 21 millones de ciudadanos) y de otros
miembros de la sociedad civil. Y decimos otros miembros, ya que el
número de ciudadanos es de 34.899.945; pero existen 13 millones más
de compatriotas (para un total de 48 millones), que no
votan, por
ser menores de edad, pero como personas tienen los mismos derechos
humanos que tienen los ciudadanos y por lo mismo hacen parte de la
sociedad civil y deben ser tenidos en cuenta
al momento de decidir
sobre su destino.
El
plebiscito, no era el camino, para dar una verdadera paz con justicia
social; no era tampoco el
escenario donde pudiera concurrir la
sociedad civil, esto es, 34 millones de colombianos, que son el
250%
más que los que concurrimos a votar el 2 de octubre. Si de verdad,
queremos reconciliarnos
a los 34 millones de colombianos, con los 13
millones que votaron el 2 de octubre, hay que hacerlo
desde abajo,
desde la base, y no desde la cúpula de la clase política que fue
rechazada. Por este
motivo el único instrumento para hacerlo es
desde una verdadera Asamblea Constituyente,
democrática, con
representación mayoritaria de la sociedad civil, sin limitaciones,
que se ocupe de
todos los asuntos que interesan, precisamente, a la
sociedad civil. Asamblea que cree las nuevas
instituciones que hagan
posible los cambios estructurales que requiere el Estado y la
sociedad
colombiana.
Es
importante recordarle a Uribe y a Santos, que muchos de los votos que
obtuvieron por el sí y por
el no, fueron de miembros de la sociedad
civil, a quienes no se les dio otras opciones, como el voto
en
blanco o el voto por la constituyente, que no son amigos ni de la
guerra de Uribe, ni de “La Paz”
excesivamente imperfecta de
Santos, pues quieren más que la cesación parcial de un conflicto
armado: la paz con justicia social; esto es, con derechos humanos.
Como es importante recordarles,
que no deben seguirle mintiendo a la
sociedad civil, ya que, si bien el presidente es responsable del
orden público, no es el dueño de la paz; pues este es un derecho
que ya tenemos los colombianos
en
el artículo 22 y que no vamos a dejárnoslo quitar ni Uribe ni de
Santos, ni de la FARC. No basta,
con que el presidente reconozca su
derrota; es necesario que asuma las consecuencias de la misma;
como
la asumió David Cameron, el primer ministro inglés cuando perdió
su propuesta de continuar
en la unión europea; como la asumió el
general Charles de Gaulle, cuando el pueblo francés le dijo
no a su
propuesta; como debió asumirla también un dictador como Pinochet,
cuando perdió su
plebiscito en Chile y en el caso de Colombia, como
quiera que el plebiscito involucró a todo el
gobierno, que hicieron
campaña por el sí (sin respetar la sentencia de la Corte
Constitucional), todo
el gobierno debe asumir su responsabilidad
política; y en política, la responsabilidad se asume como
la
asumió Cameron, de Gaulle y Pinochet: ¡Renunciando!. Ha llegado el
momento, en Colombia, de
nombrar un gobierno provisional, cuyo
primer acto, sea la convocatoria inmediata de una Asamblea
Nacional
Constituyente, con representación mayoritaria de la sociedad civil
(no de la clase política);
esto es de las organizaciones sociales,
democrática, sin limitaciones, reitero: que cree las nuevas
instituciones que hagan posible los cambios estructurales que
requiere el Estado y la sociedad
colombiana.
Jaime
Araujo Rentería.
¡ASAMBLEA
NACIONAL CONSTITUYENTE: NUEVAS INSTITUCIONES PARA EL ESTADO Y LA
SOCIEDAD COLOMBIANA!
Bien apreciado Dr Jaime Araujo, hemos estado en otras batallas democràtica, creo que comienza la guerra democràtica por la Asamblea Nacional Constituyente como Usted lo vaticinò.
ResponderBorrarCom. Voto en Blanco.