Los recientes indultos y
conmutaciones de condena de Obama alegraron a algunos y decepcionaron a
muchos. Obama se portó como un liberal de verdad, por una vez en su
vida, y conmutó la condena de Chelsea Manning y liberó al activista
boricua López Rivera. Otros deseaban un perdón presidencial para Edward
Snowden, y una conmutación de condena para el activista indígena Leonard
Peltier, entre otros. Yo, quería que se liberara a Peltier, pero no
pasó. Todos tenemos el derecho de desear y esperar que los liberales se
porten como liberales, y que eso traiga buenas consecuencias para los
presos políticos en los EE.UU., pero no tenemos derecho a confiar en sus
buenos oficios.
En Colombia, muchos esperaban,
que Obama liberara al comandante de las FARC, Simón Trinidad como una
muestra de su confianza y su aporte al proceso de paz. Una cosa es
albergar la esperanza de que pase y otra confiar en el gobierno
norteamericano. Hace poco las FARC emitieron una carta pública dirigida a
Simón Trinidad, donde expresaron su dolor por su encarcelamiento y la
decisión de Obama de no liberarlo. En dicha misiva las FARC expresaron
sentimientos humanos, dolor, impotencia, tristeza y humanizaron a
Trinidad y a ellos mismos en la carta. Sin embargo, no es una simple
carta conmovedora, es a la vez un documento político y es allí donde
vemos la decadencia política de las FARC. Muchos han resaltado las
calidades humanas de los autores de la carta, algo que debemos aceptar,
pero no hablan de las graves valoraciones políticas de las FARC y porque
ellos esperaban con cierta confianza que Simón Trinidad fuera uno de
los liberados.
La carta dice que las FARC pidieron la liberación de Trinidad para participar en el equipo negociador. Pero el gobierno rechazó la idea:
“Sabes que a la Mesa de
Conversaciones terminó llegando el gobierno de los Estados Unidos,
mediante la designación de un enviado especial, Bernie Aronson. Y que el
Secretariado Nacional de las FARC se reunió con el Secretario de Estado
John Kerry. Los dos manifestaron el apoyo decidido del Presidente Obama
a las conversaciones de paz y a la consecución de un acuerdo
definitivo. En cada oportunidad expusimos nuestro abierto interés por tu
libertad”.
“También tocamos toda clase
de puertas, empezando por las del gobierno de Colombia. Nunca cejamos de
porfiar con los delegados oficiales al respecto y varias veces
planteamos el asunto al Presidente Santos. Personalidades de todo el
mundo, respetables organizaciones y entidades y un sin número de
personas con mayor o menor influencia y relaciones estuvieron moviéndose
a solicitud nuestro tras tu más que merecida libertad. Al parecer tanto
esfuerzo resultó inútil”.
Las FARC hicieron una especie
de Lobby para conseguir la libertad de Trinidad, confiaron en la bondad
del gobierno colombiano, el de los EE.UU. y otras entidades, es decir,
confiaron en la burguesía y sus buenas intenciones. Al parecer,
creyeron ellos el cuento de la paz, quizás realmente creyeron ellos que
eran socios de la paz con el gobierno colombiana y la mal llamada
comunidad internacional. Pero la carta reconoce, aunque muy tarde, la
realidad de esos estados y afirman que existe un hilo conductor entre
unos y otros, representantes del poder mundial del capital y de las
oligarquías dominantes al interior de nuestros países, que no los hace
en el fondo tan diferentes como quieren parecer. Coinciden en líneas
políticas predominantes, como la de saquear los recursos y el trabajo de
los pueblos más débiles, al tiempo que castigar de modo ejemplar la
osadía de aquellos que se atreven a rebelarse contra ello.
Entonces si es así ¿por qué
confiaron en ellos? Y ¿por qué declararon que todos juntos, incluyendo a
estas oligarquías dominantes iban y querían transformar a Colombia? En
la carta reconocen que no fue un capricho de Obama, ni un olvidadizo.
“Tu suerte no es el producto
del capricho de un gobernante pusilánime sino el resultado de la lógica
que prima en el mundo y que seres como tú, nosotros y muchos más en
todas partes nos empeñamos en cambiar para hacerlo mucho mejor”.
Preciso, y eso es la lucha de
clases, algo que las FARC y los hinchas del proceso niegan que existe
hoy en día, o por lo menos niegan que el proceso de paz es un paso más
en esa lucha de clases y es un paso dado por la burguesía triunfante
contra una guerrilla derrotada.
El ELN
El proceso de paz con el ELN
arranca en febrero 2017 después de muchas demoras y dificultades. Una de
las más recientes dificultades era el tema de la liberación del
político Odin Sánchez, en poder de esa guerrilla. El ELN vinculó su
liberación al indulto de dos comandantes elenos en la cárcel, y su
participación en la mesa de negociaciones. Las FARC pudieron haber
exigido la libertad de Trinidad desde el principio, pudieron haber dicho
que sin él no hay mesa de negociación. Pero prefirieron confiar en los
buenos oficios de lo que ellos, en su carta, llaman “las oligarquías dominantes”. La
rendición de las FARC es tan absoluta que ni siquiera fueron capaces de
conseguir la libertad de Trinidad. En su afán de arrancar con el
proceso de paz, dejaron todo a la suerte de lo que diga el gobierno.
Las Drogas
Algunos liberales intentaron
explicar la decisión de Obama por la naturaleza del crimen por lo cual
Trinidad fue condenado: el narcotráfico. Primero, no es tan cierto que
él jugó el papel que dicen. Pero aún si fuera cierto y Trinidad fuera un
narcotraficante como dicen los norteamericanos, eso no representa
ningún problema para ellos. Bill Clinton nos dio el Plan Colombia, un
plan contrainsurgente disfrazado como un elemento más en la guerra
contra las drogas. Sin sonrojarse, Clinton perdonó al narcotraficante
Harvey Weinig, un abogado neoyorquino condenado por lavar 100 millones
de dólares para el Cartel de Cali. Gracias al perdón presidencial Weinig
puede ejercer como abogado de nuevo. Esa es la clase de personas que
perdonan en los EE.UU.
Sonia
Y ¿por qué solo hablan de Simón
Trinidad en su carta? ¿por qué no piden la libertad de Sonia? Sonia
también fue condenada por narcotráfico. Según el fallo, importó cinco
kilos de cocaína a los EE.UU. y aún si fuera cierto, es mucho menos de
lo que lavó Weinig. Pero Sonia no es mencionada por las FARC. ¿Por qué?
¿Acaso no es una guerrillera, luchadora como Trinidad? Hay diferencias
entre ella y Trinidad, pues ella nunca ocupó un cargo tan alto en las
FARC como Trinidad, ella es de origen campesina, Trinidad de una familia
rica. Todos son iguales en las FARC, dicen, pero como en la famosa
novela de Orwell, Rebelión en la Granja, algunos son más iguales que
otros.
Con su carta, las FARC muestran
que confían en la burguesía, sus instituciones, hacer lobby y la bondad
de los que nos gobiernan tanto en Colombia como en otras partes del
mundo. Sonia y Simón Trinidad cumplirán sus largas condenas, porque las
FARC no solo albergaban una esperanza humana, sino confiaban en las
bondades de sus enemigos, un grave error y hasta traición de sus
supuestos postulados políticos.
Para réplicas y contra réplicas: goloing@gmail.com
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