Calificar como de "homenaje a las armas" a un acto académico que reconoce a quien ha estudiado con rigurosidad la etiología de la violencia revolucionaria en Colombia constituye un grave señalamiento como promotores de violencia a quienes hicieron el homenaje, lo que implica colocarlos en la mira esquizofrénica y paranoica de quienes detestan la violencia de izquierda y promueven la de derecha. En este momento de la historia colombiana es un deber reconocer que en la violencia existe como fenómeno social, con múltiples expresiones por supuesto, y que por lo tanto el tema debe se abordado por la academia. Como no reconocer desde una Facultad de Ciencias Humanas que los conflictos sociales históricamente se han tramitado a través de la violencia y que esta tiene múltiples expresiones: violencia revolucionaria, violencia reaccionaria, violencia de partidos, violencia de clase, violencia social de supervivencia o violencia institucional ejercida "legitimamente" desde el estado que es la que hoy lastima al profesor Beltrán por estudiar juiciosamente la historia de la violencia revolucionaria en Colombia. Por supuesto el trabajo de Beltrán incomoda a las élites que generaron violencia partidista y promovieron miles de desgracias como lo reconocieron - autoindultándose - Alberto Lleras, por el partido Liberal y Laureno Gómez, por el partido conservador, cuando pactaron la paz de las élites dejando por fuera a los sectores populares a los que les enseñaron a matarse estúpidamente para mantenerlos excluidos de los bienes comunes de los hombres.
El profesor Miguel Angel Beltrán, desde su tesis de pregrado como sociólogo de la UN, se ha dedicado a estudiar el conflicto armado colombiano antisistémico, es decir la violencia revolucionaria que reemplazó la violencia partidista liberal-conservadora estudiada también, en su momento, desde la Facultad de Sociología de nuestra Universidad por los profesores Fals Borda y Umaña Luna. El objetivo del profesor Beltrán es dar las claves para apropiarnos de las causas remotas y recientes y de las causalidades presentes y futuras de la violencia que hoy nos aqueja como requisito histórico y humanitario para hacer posible la paz consagrada en nuestra Constitución como derecho y como deber.
Al profesor Beltrán se le ha homenajeado, entonces, por ejercer su derecho a la paz, al estudiar el porque de la guerra y por cumplir con su deber de maestro de crear y difundir el conocimiento que propicie y haga posible el derecho a la paz para todos. El homenaje al trabajo académico del profesor Beltrán es, por el contrario de lo dicho por el articulista del Tiempo, un homenaje a la paz por lo que lo avalo, respaldo y aplaudo.
Queda pues sentada mi protesta por la tan arriesgada, falsa y peligrosa acusación hecha al profesor Ricardo Sánchez y las directivas de la Facultad de Ciencias Humanas por el columnista Gustavo Duncan dizque por "homenajear las armas". Del profesor Sánchez es conocida de vieja data su distancia con la lucha armada, por lo que señalarlo de "homenajear las armas" es no solo un agravio a su pensar, claramente expresado en múltiples oportunidades, sino un atentado contra su seguridad personal que debe ser rechazado de manera inequívoca por toda la comunidad universitaria.
Jorge Salcedo
Profesor ocasional
Facultad de Derecho
Anexo links de la nefasta columna que comento y de la entrevista al profesor Sánchez hecha por bluradio
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